Minimalismo Criollo, la nueva era de la escritura sin palabras

El arte en general y la literatura, en nuestro caso particular,  siempre se han disputado la legitimidad entre lo que entra en el campo de lo estéticamente relevante y lo que no.

Las vanguardias y sus rupturas nos han enseñado mucho, haciendo reconocibles como válidas expresiones que una generación anterior jamás hubiera aceptado. Mucha agua ha pasado debajo del puente, pero hoy que el agua nos está llegando al cuello, irrumpe con fuerza -quizás para salvarnos de esto- el Minimalismo Criollo.

No importa desde donde escribes, todo será tragado por el gran agujero negro de la vertiginosa conversación social,  pero a río literario revuelto ganancia de escritores novatos; y es allí justamente por donde este estilo telegráfico se filtra, tan breve que a veces parece carecer de estilo. Pero no dejes que te engañe, allí esta abrazándote, insultándote o cerrándote un ojo cómplice; agazapado detrás de su invisible andamiaje literario.

¿Por qué minimalismo? Porque siguiendo esta corriente tan difundida en las salas de espera de los consultorios médicos, las frases y hasta las palabras se escriben reducidas a su mínima expresión o no se escriben, en los casos más ortodoxos.

¿Por qué criollo? Porque es la primer corriente literaria que no nace en Europa ni en América, la primera que por naturaleza nace y al mismo tiempo no nace, la primera en ser y no ser al la vez; tan vaga y universal que parece vernácula desde donde sea que se la ejecute.

¡Bienvenidos a la era de los símbolos mínimos, a la era de la escritura sin palabras!