Perro de raza

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Lo llamaron Tom y de cachorro tuvo cuidados especiales, algunos detalles en su dieta y un baño al mes con corte de pelo. Saber si sus cualidades eran tales o exageradas por sus amos que pagaron por ellas es algo complejo de determinar: territorial, enérgico, obediente. Sí hay que reconocer que irradiaba un glamour austero, algo heredado que iba mucho más allá de sus 4 patas, como un mueble viejo. Sin embargo era incapaz de mofarse de eso, y se mezclaba perrunamente con el resto. Un hecho fáctico de identidad de raza, es que fue fácil encontrarlo en el pueblo la vez que se perdió. En sus mejores años solían sacarlo a pasear con una correa, cosa que no se estilaba por esos tiempos; se hacía así mucho más lindo de ver. Cierto es que fue un animal bueno. Envejeció, se hizo huraño y murió de viejo, como la mayoría de los perros.

Esta entrada se publicó originalmente en Microdosis de Ficción.

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