Mañanas de invierno, de verano y de muerte

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Cuando era invierno, Beltroni disfrutaba del aire frío intenso de la madrugada. Cuando los días se iban estirando hacia la primavera los detalles en los cambios de la luminosidad, que solo alguien que se levanta todos lo días a la misma hora puede notar, lo deleitaban. Las primeras mañanas del verano lo aturdían un poco, por la gran actividad que ya había a una hora que en invierno era de muerte, como patinarse con la escarcha.

Esta entrada se publicó originalmente en Microdosis de Ficción.

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